Espacio de Arte Contemporáneo • Sala Miguelete
Baldío activo. Formular un refugio en la era del Antropoceno de Camila Lacroze (UY)
APERTURA • Viernes 19 de julio, 17 h.
Baldío activo. Formular un refugio en la era del Antropoceno se enmarca en la Maestría en Arte y Cultura Visual de la Facultad de Artes de Montevideo (UDELAR) y tiene como punto de partida una preocupación por la colonización del hombre sobre los espacios verdes.
Hoy estamos presenciando las consecuencias de un abuso indiscriminado de los “recursos naturales” — la misma expresión denota la creencia de que la naturaleza existe para servirnos — y la comunidad científica, más que en ningún otro momento histórico, no cesa de advertirnos de la inminente — sino actual — irreversibilidad de nuestro impacto sobre la Tierra. En el año 2000 los científicos Paul Crutzen y Eugene Stoermer propusieron el término “Antropoceno” para referirse a nuestra era actual indicando que nuestras acciones definen el futuro del planeta.
Cada vez son menos los espacios verdes en las ciudades y la escasa naturaleza que queda no es considerada capaz de brindarnos una experiencia real y profunda con lo natural. Pero la mayoría de nuestros problemas ambientales comienzan en las ciudades y por lo tanto es importante reevaluar esta relación. Esta investigación busca apreciar la naturaleza urbana con la que convivimos a diario y que en general solemos ignorar y para esto, la artista se adentra en un terreno baldío ubicado cerca de su hogar en Punta del Este.
La raíz etimológica de baldío proviene de la palabra árabe بليد (balyd) que significa vano, fútil, sin valor. En general, es así como solemos pensar de estos terrenos: como lugares en los que nada útil ni interesante sucede. Y sin embargo, son de los pocos lugares en donde podemos ver una naturaleza indómita en la ciudad: en los terrenos baldíos las plantas crecen y mueren a su ritmo sin que nadie interfiera en sus procesos. La vida en el baldío, lejos de ser aburrida, es rica, incesante, salvaje. ¿Será que estos espacios nos pueden proporcionar una oportunidad para observar la naturaleza de una forma nueva? ¿Podremos recuperar el asombro y ver lo que vemos todos los días como si fuese la primera vez?
Para contestar estas preguntas, se optó por abordar el baldío desde diferentes ángulos y lenguajes, algunos más científicos y otros más poéticos, en el entendido de que ambos se complementan y potencian. Durante dos años, la artista realizó salidas periódicas al baldío documentando la flora presente. Este proceso se materializa en un mueble con 24 cajones, cada uno conteniendo información sobre una de las especies encontradas en el baldío. El público puede abrir estos cajones y revisar su contenido. A los costados de este mueble se muestran dos imágenes del baldío tomadas desde el mismo ángulo, pero en distintos momentos: uno al comienzo de esta investigación y otro luego de que se vendiera el predio para construir un edificio. Se puede apreciar cómo el paisaje cambia drásticamente. El mueble, tensionado entre el pasado y el futuro del baldío, oficia como testimonio de la riqueza que una vez existió allí.
Algunas de las especies constituyeron la materia prima para una serie de pinturas, en acrílico y papel sobre lienzo, que buscan transmitir la experiencia del baldío vivida por la artista. Cada lienzo muestra una única especie sobre un fondo neutro para que la atención se centre en la especie y promover así una relación de uno a uno. Algunos de los papeles de colores que se utilizan en los lienzos se ubican dentro de frascos de laboratorio que conforman lo que la artista llama “condensados”: objetos metafóricos que nos remiten a los procesos de extracción o síntesis farmacéutica en la que se buscan principios activos — sustancias capaces de generar un efecto en nuestro cuerpo, o en otras palabras, droga — a partir de las plantas. “Baldío activo” busca despertar nuestra curiosidad y nuestra capacidad de asombro ante la naturaleza que vemos día a día; busca rescatar un pedazo de lo indómito, tanto en nuestro exterior como en nuestro interior, y refugiarse allí; busca resistir, por el tiempo que sea posible, la amenaza presentada por el Antropoceno.
Agradecimientos: Dra. Magalí Pastorino, tutora de tesis; Germán Bello, grabación y sonido; equipo EAC y MNHN.
Organiza: EAC | Apoya: Museo de Historia Natural — Comisión Académica de Posgrado — Facultad de Artes, Universidad de la República